BMW presentó de manera discreta una actualización en su logotipo que, a primera vista, puede pasar inadvertida incluso para los seguidores más atentos de la marca alemana. La modificación es mínima: desaparecieron los contornos interiores que antes estaban presentes en el emblema, lo que le otorga una apariencia aún más limpia y minimalista. El debut de este rediseño se dio en el nuevo BMW iX3, un modelo que simboliza la transición de la compañía hacia un futuro 100% eléctrico.
Este cambio se enmarca en una tendencia general del sector automotriz, donde diversas marcas están ajustando su identidad visual para alinearse con los desafíos de la movilidad eléctrica y las nuevas audiencias. Mientras Jaguar sorprendió con un giro radical en su imagen, generando críticas y debates, otras marcas como Range Rover optaron por ajustes más sutiles. En este escenario, BMW mantiene su apuesta por la tradición, con cambios que buscan adaptarse sin perder la esencia de su historia.
Desde su creación en 1917, el emblema de BMW se ha mantenido fiel a sus raíces: el círculo, los colores azul y blanco de Baviera y una estética que evoluciona con el tiempo. A lo largo de las décadas incorporó modificaciones como cambios en la tipografía, efectos cromados o diseños transparentes, pero siempre preservando su identidad. En palabras de Oliver Hailer, responsable de diseño de la marca, el objetivo fue “mantener la tradición, pero añadir simultáneamente más precisión” a un logo que continúa siendo uno de los más reconocibles del mundo automotor.

